Carolina Durante

Las guitarras eléctricas sobreviven en dos espacios muy concretos. Uno es en el del metal, el rock en general, pero donde cada vez tiene más adeptos es en el indie en todas sus dimensiones. Carolina Durante, que se mueven entre el punk pop y el indie punk, sacan sus guitarras y emplean las ganadores cartas que se guardan en la manga. A saber: la mirada irónica que les emparenta con Los Nikis, la prosodia vocal entre declamatoria y burlesca, la fórmula de canción puramente 80s con la vestimenta ocasional de los 90. Todo suficientemente intenso para no sonar retro.

Pero la clave, el anzuelo que hace que muerdas sin pensar es esa temática desenfadada sobre la escena, sobre lo que conocen y, por eso, se agradece esa voz en primerísimo plano -muy 80s-. Los cincos primeros temas son una crónica muy particular sobre la vida joven y moderna. También hay muchas rimas para cantar en cómo si estuvieras en un campo de fútbol y un sonido muy poderoso que lo convierte en el más rotundo de sus discos. Y entre tanto mirar a los demás y a lo que pasa en la calle, de pronto, hay dos momentos para la nostalgia y el esplendor de los días y el amor pasado: “Yo soy el problema” y “Colores” son además las únicas que están cantadas en primera persona.

El gran acierto del disco es que todas las canciones mantienen el mismo nivel. No son dos canciones que brillan y asomen la cabeza sobre otras piezas menores. Mantiene un equilibrio tan justo,  que se le podría dar la vuelta al orden del disco y no pasaría absolutamente nada. 

Si Biznaga son los comentaristas de su tiempo, con sus canciones que son notas a pie de página de nuestra época, Carolina Durante son los fotógrafos que dejan instantáneas en apariencia neutrales. Pero, como sabemos, hasta la forma de enfocar es una posición estética y, por tanto, ética. Carolina Durante son nada más (y nada menos) que cuatro chavales que han venido aquí para descojonarse del mundo y grabar discazos.