Tercer larga duración de la banda gallega que irrumpió en el primer trimestre de 2015 como un cañonazo de rotundo sonido, gracias al pacto de convivencia entre baterías, teclados y contundentes guitarras.
A pesar de ser un disco más fresco, más pop y ciertamente más diverso que los dos anteriores, la banda se demuestra bien instalada en el noise, con canciones hiperactivas y letras directas que forman el universo de Asfxia, un disco que habita por derecho en lo mejor del año.