MORGAN


Air, de Morgan, por Fernando Navarro ( PAM – El País, SER, Ruta 66)

En el rico y saturado panorama de la música española, se han colado como por una rendija para terminar erigiéndose como un nuevo referente de calidad. Morgan no se parecen a nadie y nadie se parece a ellos. Se les fue conociendo por el boca a boca y su formidable trabajo en el circuito de salas y ahora simbolizan un fascinante sello de distinción en la escena independiente. En tan sólo dos años y con dos discos publicados, el grupo se ha consolidado con su mayúscula propuesta sonora, que combina el folk-rock trepidante bajo las premisas primarias de The Band, estiradas con gracia hacia unos Wilco efusivos. Una mezcla vibrante impregnada con brochazos de soul, góspel y funk de alta cilindrada. Parecen salidos del otro lado del charco, de algún lugar remoto y auténtico entre las costas este y oeste estadounidenses, pero son de Madrid. La banda funciona como un rodillo sonoro, muy colorido, impulsada por la voz de Nina, cuyo canto tan fiero y salvaje como cándido y arrasador dota al conjunto de una personalidad única. Su voz busca instintivamente la raíz soul de colosas como Aretha Franklin y Amy Winehouse, pero también el brillo pop-rock de Fiona Apple o Cat Power, a las que remite en su profunda ternura rota. Morgan son un goce para los sentidos.