HINDS

The Prettiest Curse. Hinds.

Es un disco bipolar que mira en dos direcciones a la vez. Por un lado, está una nueva cara que les sienta de maravilla (“Good Times Bad Times”, “Riding Solo”) y por otro, está la vertiente en la que mantienen sus señas de identidad del pasado. Y lo curioso es que la parte en la que trabajan con otras texturas, introducen sintes y se alejan de su protogarage les da una bocanada de frescura. Y es que, su ligero descuidado, que antes sonaba juvenil e irreverente, después de cientos de conciertos internacionales por todo el mundo, suena algo más forzado, como si se les hubiera quedado pequeño. Los solos de guitarra marca de la casa o el desarreglo informal en algunas partes de las voces, por momentos, suenan a vía muchas veces transitada. Y es que, al arrancar el álbum con “Good Times Bad Times”, muestran una canción con vocación de hit internacional, ropajes nuevos y unas cartas ganadoras donde son ellas, pero distintas. El caso es que ese sonido, a lo largo del disco no lo frecuentan tanto y sus paredes desconchadas (a veces, más Libertines que Strokes) sabe a poco en comparación con ese espectacular comienzo. Aciertan cuando saltan al castellano en algunas frases sueltas que les da un toque diferencial y atrapa la atención en momentos puntuales. Pese a que el disco apunta en dos direcciones contrapuestas, esconde una brújula fabulosa para el futuro.