VIVA BELGRADO


Bellavista. Viva Belgrado

Viva Belgrado es una de las bandas que mejor cuidan el orden de las canciones del disco. Por ejemplo, la segunda canción del álbum se titula “Bellavista” y la última (segunda por detrás) es “Lindavista”. La tercera canción es “Cervecita Blues” y la antepenúltima (tercera empezando por el final) es “Amapola Blues”. Un curioso juego de simetrías que nos parece bonito reseñar. 

Y casi en el medio, el primer single, ubican un logradísimo ejercicio de estilo en clave de la llamada música urbana (“urban” para distinguirlo de otras músicas urbanas como el rock), que no llega a ser trap, pero se le parece. 

Y es que el fraseo de la voz tiene más en común con el rap que con el rock o el hardcore. Es el elemento más característico del disco. Una voz acelerada, en ráfagas rápidas, casi atropellada. Su fórmula rítmica vocal jalona todas las canciones de la misma forma, con los acentos ubicados casi siempre en los mismos lugares. Y eso puede ser repetición o...Estilo. Sucede lo mismo con algunas entradas de guitarra, patrones de batería e incluso estructuras. Lo que hace Viva Belgrado es trabajar con las canciones de la misma manera que los pintores contemporáneos tratan a sus series de cuadros. Resumiendo mucho, podría decirse que el disco es una variación sobre una misma canción a la que se le exprimen todas sus posibilidades, retorciéndolas y jugando con ellas. De ahí, la extrema importancia del orden. Y el resultado, en vez de resultar monótono, es similar a una exposición de cuadros o esculturas similares que, vistos uno al lado del otro, ganan en profundidad.

Por resumir mucho, musicalmente podrían definirse como una mezcla de unos Biznaga en clave B-Core o unos Cala Vento que han escuchado hip hop. Una escucha más que linda.