Que estamos en uno de los mejores momentos de la música en España lo confirman discos como este. Y ya no es fácil que un álbum destaque en un terreno cada vez más transitado como el que funde la raíz atávica con el vuelo electrónico. En los últimos tiempos, ese terreno ha sido sembrado regularmente y también ha dado buenas y abundantes cosechas.
Ese cultivo da grandes frutos, en parte, porque la electrónica potencia la textura y el ritmo frente a la armonía, algo que también le sucede a las llamadas músicas tradicionales y eso facilita que el punto de encuentro resulte muy fértil.
“Tercer cielo” es un trabajo de máximo nivel con unas abrumadoras sacudidas de percusión y programación que jalonan todo el disco mientras que la voz, en todo momento, es contenida lo que provoca que un drama insinuado y menos obvio; de esta forma se añade una generosa dosis de clase y sutilidad. Son las programaciones las que transmiten el desgarro y el misterio flamenco.
“Tercer cielo” va en tantas direcciones a la vez, insinúa tantos caminos y ofrece tantas llaves que puede decirse que ha enseñado un nuevo universo, como lo fue en su momento “Omega”.
Además, el detalle. En “Un ala rota” a “El garrotín” de Smash que, puede considerarse el inicio del abrazo entre la música foránea con el flamenco. Respeto