Los Estanques / Annie B Sweet

Uno de los discos más sorprendentes de los últimos años. No es que no conociésemos a Los Estanques, pero lo que han hecho aquí es poner la guinda a la tarta. De su exquisita receta musical han eliminado loa ingredientes que tenían que ver con el sonido Canterbury y han insistido en el sabor de la parte más española. Y es que hay ecos de “Piel” de Sergio y Estíbaliz, de Los Módulos, de Los Bonzos, mucho de Juan Carlos Calderón, aires del sonido Hispavox de la primera mitad de los años 70 y evocaciones a Trabucchelli que, en el fondo, son nuestro pop. Nuestro pop, que no siempre se corresponde con nuestra música popular.

Pero, la magia de la fórmula está en la combinación de las dos voces. Al margen de la excelencia en composición y la producción es la química entre las voces la hace que las canciones se abran y asciendan. La voz ácida y con un punto metálico de Íñigo mezcla muy bien con la redondez cremosa de Annie. En la música, una buena colaboración no suma sino que multiplica.


Definitivamente, la base musical tiene más que ver con un disco de Los Estanques que de Annie B Sweet y hay paralelismos con su disco anterior, pero obviamente, hay una transformación, es otra dimensión.

Hay un éxtasis de ideas inagotables, una sobredosis de recursos, cambios constantes y melodías que suben y bajan de forma inesperada. Y nunca baja el nivel, una vez que te subes en la primera canción, ya no te bajas hasta que termina el disco. Lleva la marca de los arreglos Bregel, que empieza a ser una categoría en sí mismo. Virtuosismo sin pedantería, alpinismo armónico sin empalagar y originalidad dentro de la categoría del pop. Por ejemplo, “Yo ya me voy de aquí” es un compás de 4/4 -casi el más habitual en el rock-, pero su maestría consiste en que parece que es Dave Brubeck.

Ojo. El arranque del disco se da la mano -¡y de qué manera!- con “Funeral for a friend” de Elton John y “No te preocupes” podría ser un sampleo de R de Rumba. Así van de sobrados y sobrada. Son nuestros Lemon Twigs, pero con las influencias mejor resueltas.

Y letras, en este disco conviven mucho mejor en ese manantial de acordes, fluye de otra manera, resultan más creíbles.

Es como el disco anterior de Los Estanques, pero más redondo, más perfecto, mucho mejor. Y la letras fluyen como nunca le han fluido a Íñigo en ese vergel de acordes y cambios de armonía. Igual que le sucede a Annie B Sweet, es ella misma, pero mejorada. Un disco inesperado, cómodo, pero inesperado.