Vuelta al sonido más punk y guitarrero y es que han vuelto las guitarras, al menos, en la escena más underground, las guitarras no como elementos de exhibición técnica y hacer solos, sino guitarras para apoyar canciones, hacer acordes y meter ruido, una medicina incomparable para curar el malestar mental.
Los Punsetes, abren el disco con “España Corazones” uno de los mejores temas de su carrera, pegadiza y mordaz, que podría ser un single de recorrido más o menos popular. No se queda atrás “Cerdos”. En el resto del disco dan suelta a su torrente eléctrico, a las guitarras sin pulir y más punks que nunca, tan punks, que se han dejado llevar y nos quieren arrastrar con ellos a su veteranía juvenil con un tema de casi diez minutos, “Ocultismo”.
Merece la pena sumergirse en ese maremagnum de guitarras y nada hasta que es inevitable ahogarse porque en la voz de Ariadna no hay un salvavidas para aferrarse.
Y, pese a la detonación guitarrera, es la forma de cantar de Ariadna lo que da vida al grupo y llega al corazón de la gente sin corazón. Es esa declamación que en algunos grupos de principios de los 80 no era extraña, pero que que desde hace años, gracias a ella y ellos, ha calado en buen números de grupos, algunos con mucho más éxito que Los Punsetes y que definen ya todo un sonido (muchacho, en concreto). Les han salido tantos y buenos imitadores e imitadoras que parte de la escena más underground suena quizá algo mimética, nada que no suceda en el mainstream. Tal vez, por eso, han sacado uno de sus discos más crudos. Para dejar claro que, en su caso, la veteranía es un grano. Un grano molesto y ruidoso.