03/01/2024
No ha sido España un país proclive a la música negra, aunque todo lo que está basado en el ritmo del reggaeton es un patrón de origen afrocubano. España tuvo a Barrabás, pero realmente triunfaron en EEUU, en las listas de música negra. Donde encontró su sitio, precisamente, fue cuando se dio la mano con el flamenco, en especial del sonido Caño Roto. Basta pensar en el álbum los Chorbos, con aquel álbum de 1975, para encontrar un precedente directo de este álbum.
Pero las semejanzas llegan hasta ahí. El mundo y la tecnología es otra. Caño Roto (el barrio) era el mundo rural incrustado en Madrid y La Plazuela es la ciudad que quiere volver a ser pueblo. Porque de eso va este disco. De un mundo que desaparece, el mundo del los oficios que pasa a ser el de los benéficos, del paso del café cantaor al club, del tablao a la mesa del DJ. De la identidad periférica a la identidad difusa, porque la patria emocional que se evoca en el disco forma parte del pasado. Si Los Chorbos son “Tiempo de Silencio”, La Plazuela son “Qué verde era mi valle”.
Arranca el álbum con unas voces de abuela, mientras de donde se escucha el sonido del afilador. Evocan el recuerdo de ruidos en extinción. De esa infancia de plazuelas, que era lugar de encuentro y lugar de reunión en la filosofía del vive y deja vivir. También hay canciones cuyas letras sugiere que ese pasado no era tan idílico como parece. Por lado está la comunidad que arropa y una reafirmación orgullosa de lo que se es, pero hablando ya desde un lugar seguro que permite crecer sin ataduras. Porque el pueblo da, pero el pueblo quita. Y la voz de El Indio y El Nitro sirve de perfecto vehículo porque uno tiene una voz más de flamenco pop, del presente, el otro presenta un quejío que suena a pasado y raíz, los dos suenan a futuro. Uno es el deseo de quedarse y el otro es el deseo de marcharse,
Musicalmente son una mezcla fabulosa de rumba, fandangos, funk y aires de discoteca, mucha discoteca. Bajos trepidantes y guitarras a lo Nile Rodgers, tipo Chic. Y aunque aún hay muchos momentos para la voz y la guitarra, donde mejor están es en temas como “SoulSeek” o en “Tú palabra” donde una frase resume simbólicamente el espíritu del grupo: “para, para, para que por aquí ya hemos pasado”. Es en “El lado de la pena” su tema más redondo porque es el que contiene todo lo que son al mismo tiempo. “Péiname Juana” es ya el desenlace lógico del disco. Y cuidado que todas estos temas crecen y cobran aún más sentido en el “Roneo Funk Club Remixed”.
Y si vas a visitar Granada, este disco es el mapa sonoro ideal que enseña Granada a través de sus canciones. En la Delegación Territorial de Turismo en Granada deberían tenerlos en cuenta porque la capacidad evocadora de sus letras es tan grande como la que tenían los grupos de Londres en los 60. Pero ellos ya no están en las cuevas, están en el club.