03/01/2024
Año tras año, en Premio Ruido, se demuestra que el pop de guitarras, el indie rock de guitarras o la que sea la etiqueta correspondiente, es un género que sigue vivo porque nunca tropieza en la misma piedra. Sabe nadar y guardar la ropa, siempre igual, pero siempre diferente.
Y es que La Paloma no sólo tiene las canciones sino que lo tocan como si lo hubieran inventado ellos, como si fuese la primera vez. La Paloma exhibe todos los adjetivos del género, pero además hay mucho verbo y bastante músculo. Siguen ese trazo inaugurado con Hüsker Dü, rock con gran intención melódica, pero que jamás emplea acordes, cambios o estructuras obvias. Y siempre se presenta con las coordenadas de la intensidad emocional sin tapujos y a corazón abierto.
Y así han creado unos cuantos temas que llevan la semilla potencial del himno generacional. En éste álbum, sin duda sería “Sigo aquí” -que podría ser un “Katedral Bat” en castellano- y que descorcha un disco que calma la sed de quien disfruta con el indie más correoso y también con el pop más accesible. Y se bebe con las burbujas de su confusión vital, cierta misantropía y la sombra del fracaso con el que viven las jóvenes generaciones, con el constante temor a no cumplir las espectativas creadas. Pero lo hermoso del disco se condensa en una frase de “Tiré una piedra al aire”; entre tanta confusión dicen esto: “Aún así, espero que os vaya mejor que a mí”. Pese al miedo que nos rodea, que triunfe el bien. Y desde aquí, también les deseamos lo mejor.