31/03/2023
Arrancaron los fastos del 40 aniversario de la Sala Sol con un concierto para el recuerdo. #SesionesRuidoByStubHub nacieron para ofrecer conciertos distintos donde los artistas pudieran mostrar otra cara de sí mismos. Lo que vimos y oímos anoche fue glorioso. Sin duda, fue una noche de las que alimentan el alma.
En la sala se respiraba el ambiente de las grandes veladas. Amigos, amigas, seguidores, músicos y caras conocidas entraban en la sala Sol, sin prisa, pero sin pausa para arropar a Tulsa.
Miren (Tulsa) tuvo el detalle de invitar a Ainoa Buitrago para abrir la noche. Buitrago, muy segura sobre el escenario, mostró sus canciones de corte confesional a medio camino entre la propia Miren y Carmen Boza. Con un gran toque rítmico en la guitarra y buena voz consiguió, por momentos, imponerse a las tímidas pero incómodas charlas y conversaciones del fondo de la sala. Buitrago consiguió mantener la atención -y el silencio- de la gente. Se despidió con una gran canción “Dispárame”. Se edita la próxima semana y estaremos pendientes.
Entre artista y artista, la sala tuvo el buen gusto de poner el disco “Auguri” de Dominique A. Era un anuncio de lo que estaba por venir. Pero lo que vimos fueron cataratas de talento, y un absoluto derroche de carisma. Sólo con la canción inicial con Tulsa sola a la guitarra ya merecía haber pagado la entrada. En el segundo tema se sumaron Charly Bautista a los teclados y guitarra, y Ramiro Nieto a la batería y percusión. En ningún momento se echó de menos un bajo, Charly cubría esas frecuencias y Ramiro, es tan buen percusionista como batería, algo que no siempre sucede. El formato trío les sienta de maravilla. Se les ve libres, felices, intensos y muy contundentes. Es una versión cálida y sudorosa de lo que hacen en estudio, pero sin entrar en los cánones del rock al uso.
Fue un concierto generoso. No sólo por el minutaje sino porque, además, tocó nuevas canciones, dando a #SesionesRuidoByStubHub el privilegio de ser testigo de esas primeras interpretaciones. Entre las novedades está “Os oigo follar” que es el juego mental de “Alicia a través del espejo”, pero mucho más sensual. “No nací así” es directamente una de sus mejores canciones, con hechuras de compositora grande. También tocó su recién estrenado single “Tres venenos”, donde sigue la estela marcada por “Centauros”. Y es ahí donde estuvo gran parte de la clave del concierto: letras que apelan al cerebro, inteligentes y directas, pero acomodadas en ritmos que llaman al cuerpo. Es un camino completamente personal y único, que no se parece a nadie. Se aleja así del pálido canto de la melancolía al que nos tenía acostumbrados. La lírica de la tristeza tan usada y abusada en nuestro país corría el riesgo de volverse cliché (no en su voz, que siempre ha sido creíble), pero todo su repertorio, en este formato, con los nuevos caminos que busca, suena renovado y ofrece muchas más lecturas al espectador.
Miren habló, agradeció, se puso una camiseta con su nombre que le regalaron y para acabar entre un diluvio de aplausos, se despidió con un cariñoso “agur”.
Estuvo inmensa. Guardamos este concierto con el recuerdo mientras felicitamos a la Sala Sol.
Sigue habiendo lluvia, pero ahora Tulsa baila sobre su propio diván.